25 marzo, 2015
La cadena de tiendas de conveniencia Seven Eleven, trabaja...
CIUDAD DE MÉXICO (CNNExpansión) — México dejó de percibir más de 10,400 millones de dólares en 2013 por no no conectar más cosas a internet; casi dos veces las remesas enviadas al país durante el primer trimestre de 2015.
Aunque en 2013 empresas mexicanas generaron poco más de 9,000 millones de dólares (mdd) en ahorros e ingresos vinculados a nuevos negocios dentro de la tendencia delInternet de las Cosas, pudieron haber obtenido 19,400 millones de dólares si hubieran conectado más objetos con procesos, máquinas, datos y personas, según la empresa de tecnología Cisco.
Es decir, la economía dejó de percibir más de 10,000 mdd por procesos que pudieron ser más eficientes o por nuevos servicios que podrían ofrecer. Como referente, de enero a marzo de este año, los envíos de remesas a México sumaron 5,727.26 (mdd), de acuerdo con el Banco de México.
Aun así, los ingresos que el país generaría al conectar calles, semáforos, casas, coches, líneas de producción, lechugas y hasta vacas son más grandes que los estimados para Argentina, Chile y Colombia combinados.
“En América Latina, el avance ha sido más lento porque se necesitan grandes inversiones de infraestructura”, dice el CEO de la firma de desarrollo de software Genexus, Nicolás Jodal, a la revista Expansión en su edición del 10 de abril de 2015.
Con una de las redes inalámbricas y de banda ancha más amplias de la región, las empresas y el gobierno de México ya no necesitan invertir miles de millones de dólares en nueva infraestructura.
Además, tienen la posibilidad de “conectar lo inconectable”, usando sensores de movimiento, localización, aceleración o posición similares a los de cualquier teléfono inteligente en el mercado, que cuestan menos de 50 dólares cada uno, publica la revista cuya suscripción está disponible en el Kiosco Digital de Grupo Expansión.
Expertos en tecnología estiman que, en la próxima década, tanto el gobierno como las empresas que se monten en esta nueva tendencia podrían beneficiarse de una derrama económica de más de 197,000 millones de dólares (mdd) tan sólo en México por ahorros generados por procesos más eficientes o nuevas oportunidades de negocio.
En tecnología son las utopías del pasado las que dan vida a los negocios y oportunidades económicas del futuro, dice Selene Orozco, jefa de Tecnología de IBM México. “La ciencia ficción de hoy son las realidades de los próximos 10 años”, dice.
El estadio Omnilife de las Chivas de Guadalajara es sólo un ejemplo de cómo el Internet de las Cosas podría influir en la vida de los mexicanos.
En breve, el complejo podrá detectar cuando un aficionado entre a sus instalaciones y comenzará a enviarle información sobre el equipo a su celular.
“Vamos a conocer desde que el espectador se acerca a la taquilla”, dice Rodrigo Olmedo, gerente de Tecnología de Omnilife.
Entre los datos que recibirán los aficionados habrá promociones, estadísticas, repeticiones instantáneas o posibilidades de interacción con el estadio y entre ellos vía redes sociales a través de su teléfono.
“Se desarrollan aplicaciones para que el aficionado se exprese en tiempo real, por ejemplo, que se tomen una selfie y en ese momento aparezca en las pantallas (del estadio)”, dice.
Conocer cuando llega el aficionado a las instalaciones es sólo el principio. “Podremos ofrecerle la mejor ruta para llegar, decirle cuántos lugares de estacionamiento tenemos y dónde puede dejar su auto”, agrega.
El Internet de las Cosas “es uno de los cambios sociales y económicos más importantes de los próximos años porque afectará a todos los ámbitos e industrias”, dice Hugo Gómez, director de Tecnología y Outsourcing de Accenture. “No se trata de un nuevo modelo, sino de una forma completamente distinta de hacer o crear negocios”.
Otros que comienzan a incursionar en el Internet de las Cosas en el sector público está Pemex, que en el golfo de México conectó las 50 estaciones y más de 200 pozos de producción de la zona de Cantarell, algunas de ellas a más de 80 kilómetros de la costa, que carecían de infraestructura de comunicación alguna.
Anteriormente, la obtención de los datos de producción exigía que los trabajadores navegaran a diario hasta las plataformas para recolectar información manualmente.
Mediante sensores inalámbricos de bajo consumo de batería y tecnología satelital, Pemex, en conjunto con la firma de tecnología Emerson, creó una red de monitoreo.
Con ella, la empresa estatal puede conocer de forma inmediata la presión, la temperatura y la posición de la válvula de extracción en las plataformas, lo que ofrece la posibilidad de reaccionar ante cualquier eventualidad, según Emerson.
Internet de las Cosas es la conexión a la red de cualquier tipo de objeto o ser vivo para obtener datos de ellos. Una persona, una vaca, una lechuga o una fábrica de manufactura pueden ser fuentes de información aprovechables por las empresas.
En Mississauga, el WiFi modernizó la ciudad. Lo que podría parecer una pintoresca urbe en el sur de Ontario, Canadá, con apenas 757,000 habitantes, es una de las pocas ciudades en el mundo que ya vive el Internet de las Cosas. Hace cinco años, el gobierno y la empresa tecnológica Cisco conectaron a la red WiFi de la ciudad todo lo conectable por medio de sensores: patrullas, semáforos, barredoras y cámaras de vigilancia.
Esto hizo que los distintos departamentos de gobierno, como los de salud y de tránsito, tuvieran acceso a los datos de la ciudad y pudieran sacar provecho de ellos.
Esto permitió reducir la burocracia y operar la ciudad como un todo conectado “a una sola manta de WiFi”, dice Rick Huijbregts, vicepresidente de Industria y Transformación de Negocio de Cisco Canadá.
Los autos que se manejan solos, las tiendas departamentales que saben cuándo sus clientes entran en sus tiendas, los servicios médicos que conocen el estado de salud del paciente sin necesidad de que asista a consulta o los electrodomésticos que se ajustan automáticamente a las preferencias de quienes los usan, aún no existen en México, pero en otras latitudes son ejemplos de que el Internet de las Cosas ya es realidad.
Ya existen 15,000 millones de dispositivos conectados a internet en el mundo, cifra que, para 2020, crecerá a 50,000 millones. En 2030, una vez que las cosas se conecten, esta tendencia generará oportunidades de negocio por 14 billones de dólares, según la consultora Accenture.
En el Internet de las Cosas, la conectividad va más allá de navegar en la red. El objetivo es generar datos útiles que, a su vez, generen riqueza. El director de Cisco, John Chambers, cree que esta tendencia podría ser parte de una nueva economía basada en la información y datos obtenidos de cualquier lugar en todo momento, incluso si vienen de animales.
En Holanda, la empresa Sparked desarrolló un sensor que los ganaderos colocan en las orejas de las vacas. El dispositivo determina el estado de salud en tiempo real, su temperatura, sus hábitos alimenticios o si están preñadas.
Esto ayuda a que los productores tengan menos pérdidas por enfermedades de sus animales.
La fabricante de aviones Boeing coloca sensores en las turbinas para medir el consumo de diesel con miras a ahorrar combustible. La Clínica Mayo, en Estados Unidos, conecta a sus pacientes para darles cuidado, consulta y monitoreo preventivo de salud de forma remota.
Hasta ahora, el país que muestra el mayor potencial para aprovechar el Internet de las Cosas es Estados Unidos, donde el sector público puede ahorrar 585,000 millones de dólares en una década, según Cisco. Su potencial lo demuestran ciudades como Chicago, Illinois.
A lo largo de sus 27 cuadras, la avenida Michigan, conocida también como Milla Magnífica, tiene un centenar de sensores que son la columna vertebral del proyecto de conectividad, Array of Things, una iniciativa del gobierno local para convertir Chicago en la ciudad estadounidense más conectada.
“Estos sensores permitirán medir la temperatura, la calidad del aire, la vibración y más para que podamos tener una fotografía de lo que sucede alrededor, mejorar la calidad de vida y el funcionamiento de los servicios públicos”, explica el oficial de datos abiertos de Chicago, Tom Shenk.
El CEO de la desarrolladora Genexus, Nicolás Jodal, cree que 2015 es un buen momento para que los gobiernos inviertan y se integren a la tendencia. “Si entras en una tenología cuando ya está todo maduro, ya perdiste la oportunidad”, dice Jodal.