5 febrero, 2015
Con un millón de pesos el 16 de febrero...
Entre los días 13 y 15 de abril adentrarse en la granavenida comercial de Silon, en Bangkok, y salir airoso -o más bien seco- es toda un hazaña.
Cientos de personas protagonizan una verdadera batalla campal armadas con todo tipo de pistolas y bazocas de juguete con las que disparan agua a diestro y siniestro para celebrar Songkran, la festividad que señala el fin de la época seca y que precede a las lluvias del monzón.
Sutthikarn estudia la estrategia de disparo con sus tres amigas antes de seguir avanzando hacia la muchedumbre, mientras sostiene una colorida pistola de agua y se protege los ojos con unas grandes gafas, similar a la que usan los soldadores.
“Este año vamos a gastar menos agua, por eso llevamos pistolas más pequeñas y estamos controlando mucho el agua que disparamos”, explica.
“Es cierto que para los agricultores es injusto que en el metropolitano se malgaste tanta agua (…), pero así es la tradición y lo único que podemos hacer es adaptarnos y gastar lo menos posible”, reconoce.
La sequía, que afecta a 27 de las 77 provincias del país, provocó el pasado mes de marzo que el gobierno anunciara políticas reestrictivas para el uso del agua durante Songkran en varios puntos del país, con la intención de ahorrar miles de millones de litros de agua, hasta cinco mil en el caso de Bangkok.
Chainarong y Anucha, que han viajado hasta Bangkok desde las provincias de Pathumthani y Ayutthaya, -ambas seriamente afectadas por la falta de agua- no sienten remordimientos por usar agua para divertirse.
“Al fin y al cabo Bangkok tiene agua de sobra, no como las zonas agrícolas de las que nosotros venimos”, asevera Chainarong, que se muestra incrédulo con el cumplimiento de las restricciones.
El barrio de los mochileros -más conocido como Khao San Road- o la mencionada Silon Road son algunos de los puntos calientes de la capital que se están viendo afectados, con toque de queda -a partir de las 21:00 hora local (GMT)- y un día menos de fastos, que han pasado de cuatro a tres.
Sin embargo, un portavoz guvernamental afirmó este martes que hay agua suficiente para celebrar Songkran, quizás por el miedo a dejar de ingresar los alrededor de 400 millones de euros que la Autoridad Turística de Tailandia calcula recaudar con la llegada de 500 mil visitantes entre el 11 y el 19 de abril.
El doctor Vallop Sawandee, consejero del gobernador de Bangkok desde hace 12 años, quiere valorar el estado de la sequía en el país, pero subraya que el toque de queda en Silon “se cumplirá sí o sí” para poder limpiar las calles y reestablecer el tráfico.
Aunque no se han anunciado sanciones por parte de las autoridades para aquellos que incumplan los horarios establecidos -sino únicamente “colaboración ciudadana”-, algunos como la veinteañera Palm y su pandilla están determinados a cumplir las reglas.
“Las normas están para cumplirlas. Mis amigos y yo nos marcharemos a las nueve a otra zona y si no encontramos más fiesta nos iremos a casa”, explica con tono responsable.
Tradicionalmente Songkran representa para los locales una fiesta familiar, en la que pequeños y mayores se reúnen para esparcir agua sagrada sobre imágenes de buda, un baño ritual que antiguamente se utilizaba para pedir a los dioses que la lluvia bendijera las cosechas de arroz.
Tailandia celebra estos días la llegada del año budista 2559, aunque éste empezó oficialmente el 1 de enero, fecha que desde mediados del siglo pasado se estableció para acomodarse al calendario gregoriano, el más utilizado internacionalmente.
Según los expertos, los vecinos Vietnam -“que vive su peor sequía en 90 años”-, Birmania (Myanmar), Laos o Camboya también están tomando medidas para atajar la escasez de agua, que no les ha permitido cultivar sus campos de arroz, como consecuencia de bajos niveles fluviales con alta concentración salina.
Los meteorólogos señalan que el fenómeno ‘El Niño’ -que calienta las aguas en el Pacífico oriental y las enfría en el occidental provocando inundaciones o sequías en función de la zona geográfica- es el principal responsable de la inestable situación meteorológica en el Sudeste Asiático.