El primer director del Tamayo en la era post Kusama

El historiador de arte Juan Andrés Gaitán asumió la dirección del museo durante los últimos días de la muestra más visitada en la historia del recinto.

Juan Andrés Gaitán es el nuevo director del Museo Tamayo. El historiador de arte canadiense-colombiano ocupó el puesto el 7 de enero, en medio de un fenómeno nunca antes visto en la historia del museo: las interminables filas de gente que esperaba para ver la exposición Obsesión Infinita de Yayoi Kusama. En menos de cuatro meses, 335 mil personas visitaron la retrospectiva de la artista japonesa.

La reacción de Gaitán (Toronto, 1973) ante las multitudes fue organizar un maratón de 36 horas en el último fin de semana de la muestra. “Queríamos dar a conocer que había un esfuerzo por parte de la institución para recibir a más gente, además de invitar a ver la exposición de noche para ensayar otra relación con el arte”, explica en entrevista con MILENIO.

El doctor en Historia del Arte por la Universidad de British Columbia reemplaza en el cargo a Carmen Cuenca, quien dejó avanzada la programación de la primera mitad del año, con exposiciones como la del inglés Stephen Willats y el belga Francis Alÿs.

Antes de estar en México, Gaitán fue el director artístico de la VIII Bienal de Berlín de Arte Contemporáneo: el primer curador latinoamericano en ocupar dicho puesto.

ambién fue director artístico de la 8ª Bienal de Berlín de Arte Contemporáneo, efectuada en 2014, la cual contó con la participación de 60 artistas, más de 30 actores culturales y una afluencia de más de 100 mil visitantes. – See more at: http://radioformula.com.mx/notas.asp?Idn=460779&idFC=2014#sthash.3KGb0NJl.dpufes el primer latinoamericano que se hace cargo de la curaduría de la Bienal de Berlín.ambién fue director artístico de la 8ª Bienal de Berlín de Arte Contemporáneo, efectuada en 2014, la cual contó con la participación de 60 artistas, más de 30 actores culturales y una afluencia de más de 100 mil visitantes. – See more at: http://radioformula.com.mx/notas.asp?Idn=460779&idFC=2014#sthash.3KGb0NJl.dpufambién fue director artístico de la 8ª Bienal de Berlín de Arte Contemporáneo, efectuada en 2014, la cual contó con la participación de 60 artistas, más de 30 actores culturales y una afluencia de más de 100 mil visitantes. – See more at: http://radioformula.com.mx/notas.asp?Idn=460779&idFC=2014#sthash.3KGb0NJl.dpuf
─¿Qué análisis se puede hacer del éxito de Kusama?

─Tener tantos visitantes para un museo es una grata sorpresa. También es una gran oportunidad de renovar nuestro público, de tener un diálogo directo con la gente de todas las edades que está viniendo al museo. Indudablemente es increíble que una persona espere 12 o 14 horas y aún sienta que valió la pena. Otra cosa que me parece muy gratificantes es que la gente responda así a una obra que se hizo hace varias décadas. Al ser historiador de arte me gusta la idea de que una artista como Kusama pueda generar un diálogo con un público completamente ajeno al de su tiempo y que tenga este nivel de respuesta.

─¿Supone un mayor reto asumir la dirección del museo después de este acontecimiento?

─Lo veo más como una oportunidad muy positiva que me dejó Carmen Cuenca y que hay que aprovechar. Lo que me interesa como director de un museo público es que el arte contemporáneo se abra a todos los que quieran aproximarse a él. Por eso mismo fue un buen momento para acercarnos al público con el maratón. Me interesaba dar un paso hacia afuera y buscar que el intercambio suceda en ambos sentidos.

─Naciste en Canadá, creciste en Colombia y has vivido en ciudades como Berlín y Rotterdam. ¿Cómo ha sido tu relación con México?

─Viví en México dos años antes de estar en Berlín, y ahora es la primera vez que regreso a vivir a una ciudad. Siempre después de estar en un sitio me mudo a otro, y me incorporo a la vida cotidiana con mucha facilidad. Pero ahora tomé la decisión de regresar, porque cuando fui a hacer la Bienal de Berlín sentí que aún no había ni siquiera comenzado a explorar lo que es México. Realmente estoy muy contento de vivir otra vez en el DF. Esta ciudad excede cualquier cosa. Me encanta y me siento muy en casa.

─En un circuito globalizado como el del arte contemporáneo, ¿qué tan importante es considerar el contexto nacional en el que se encuentra un museo?

─Es muy importante tener la flexibilidad para responder a las necesidades locales. Por ejemplo, en una ciudad como Berlín, el arte contemporáneo está en casa. El discurso intelectual en torno a él es el que la gente percibe desde la escuela. Hay un diálogo muy directo y muy crítico. Pero en la mayoría de las ciudades del mundo no funciona así. No creo que un museo público como el Tamayo deba hacer proyectos esotéricos y herméticos sino todolo contrario. Eso no quiere decir que la obra no sea compleja, pero la complejidad siempre debe de tener un punto de acceso, una conexión entre esa obra y el público local.

─¿Cómo concibes el momento actual del Museo Tamayo?

─Lo que me encanta del Tamayo es que fue un proyecto -de Rufino y Olga Tamayo- y sigue siéndolo. Mutó un poco cuando llegó la Fundación a apoyar, pero sigue siendo un proyecto público. El maratón de este fin de semana fue una prueba de que sigue siendo un proyecto ágil, hábil, capaz de reaccionar. Además se rodea de múltiples proyectos en torno a la producción artesanal, y me parece fundamental que haya zonas para la experimentación pero también para el rescate de prácticas tradicionales -como la comida, el barro, el cristal, la cerámica- y la manera en que éstas vuelven a entrar en nuestra vida cotidiana. Más que retener la idea de arte que tenía a Tamayo, me interesa retener ese espíritu de colaboración con proyectos sociales y culturales de todo tipo. Eso es lo que estamos buscando.

─¿Cuál es tu museo favorito en el mundo?

─Es difícil. Si no fuera el director del Tamayo, diría que este. Es uno de los edificios más seductores y espectaculares que hay en cuanto a museos. Tiene una gran reputación, no conozco un artista que no quisiera exponer aquí. Pero hay otros que me gustan mucho. Uno es el Kröller-Müller, que está en Holanda: no es un edificio particularmente bonito pero tiene un parque escultórico maravilloso. Me gusta el Reina Sofía, de Madrid, pero tal vez más por la gestión de Manolo Borja.

─¿Estás de acuerdo en que la escena artística en México está en un momento de ebullición?

─México siempre ha tenido una escena artística importante, y como en todas partes llega a un punto de ebullición y después se renueva. Así fue con los muralistas y con la generación de la ruptura. En los años 80 definitivamente empezaron a surgir una serie de prácticas artísticas muy importantes en México: Gabriel Orozco, Teresa Margolles, Santiago Sierra, Francis Alÿs, Silvia Gruner, Ximena Cuevas… varios artistas muy activos. Ellos abrieron el paso y muchos artistas más jóvenes siguieron y han continuado. Sí ha habido un periodo de unas tres o cuatro décadas de producción artística muy importante en México. Se ve y se siente que es un momento vigoroso.

FUENTE: Milenio

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